El Hambre Emocional

El Hambre Emocional

Jul 07, 2023

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Muchas veces tratamos de satisfacer nuestras necesidades emocionales a través de la comida y comemos por esa razón en lugar de tener un hambre física, que es la necesidad de nutrir a nuestro cuerpo, nos incomoda sentir miedo, angustia, estrés, tristeza, depresión, enojo, soledad, aburrimiento y buscamos tapar dichos sentimientos a través de la comida, pero ese satisfactor es momentáneo, después hace que nos sintamos peor, con culpa y vergüenza. También cuando estamos alegres o queremos festejar algo, sentimos que merecemos comer de más, y el comer cuando queremos celebrar algo no es malo, de hecho, en ocasiones, todos recurrimos a la comida para celebrar, buscar un poco de confort o como un premio.

El problema es cuando esto se hace nuestro principal mecanismo para manejar nuestras emociones. Es importante que nos demos cuenta que el hambre emocional nunca va a ser satisfecha con comida, es por eso que cuando comemos por esta causa el sentimiento no desaparece, y tenemos esa sensación de no poder satisfacernos. Y lo único que nos causa es culpa y vergüenza, y se vuelve un círculo vicioso, y aquí es cuando vienen los rebotes y la frustración, y vuelve el cumulo de emociones que nos hace recaer en los atracones. Vivir a dieta es vivir en limitación y hambruna, llenos de los sentimientos antes mencionados que nos impiden convertirnos en comedores intuitivos.

Las dietas aumentan los deseos de compulsión, aumenta el apetito y los deseos por comer, reduce nuestros niveles de energía, aumenta nuestra preocupación y fijación por la comida, aumenta los sentimientos de culpa y fracaso, aumenta la inflamación corporal, se reduce la masa corporal, y disminuye el ritmo metabólico.

Lo esencial es encontrar la raíz del problema e identificar la relación que tenemos con la comida, las emociones que nos provocan comer y cómo nos sentimos después. Identificar si el hambre que sentimos es hambre emocional o física. Aprender a manejar nuestras emociones sin relacionarlas con la comida. Respetar y honrar nuestro cuerpo, nuestra genética y nuestra salud.

Si honramos nuestro cuerpo le daremos los mejores alimentos, que nos hacen sentir bien y saludables. La comida se volverá una experiencia placentera, con atención plena, involucrando todos nuestros sentidos.

Convertirnos en un comedor intuitivo nos lleva a anticipar, a reconocer y a decidir sobre nuestra hambre. Sobre el tipo de alimentos que vamos a comer, la cantidad y la forma en la que queremos alimentar a nuestro cuerpo, para poder gozar, disfrutar y alimentarnos de una manera placentera y saludable, reconociendo cuando estamos satisfechos. No tenemos que ver la comida como un enemigo.

“Ganas de comer son ganas de vivir”

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