Estamos formados por células, bacterias, glóbulos, neurotransmisores, líquidos, músculos, huesos, etc… y en todo esto se encuentra nuestro ADN, y a su vez éste está compuesto por un alfabeto universal A (adenina), T (timina), G (guanina), C ( Citosina). Y el orden de cómo se acomoden estas letras es lo que nos distingue los unos de los otros. Aquí se marcan nuestras características físicas, biológicas y hasta emocionales o de carácter. Por ejemplo hay personas más alegres que otras, algunas con tendencia a la depresión, y esto se debe básicamente a la función de los neurotransmisores, hay quienes absorben más rápidamente la serotonina y hay otras variantes que lo hacen más lento.

Las instrucciones para la formación de moléculas involucradas en la percepción y respuesta al entorno, como la sensación de felicidad se encuentran almacenadas en nuestro material genético.

La expresión de los genes está asociada a la interacción que se tiene al ambiente y viceversa. La alimentación, el estrés, el consumo de medicamentos y el estado de salud influyen en la función de los neurotransmisores, al igual que la microbiota. No olvidemos la importancia que el intestino juega en nuestra salud física y emocional. El 90% de la serotonina (mensajero químico de la felicidad) se produce en el intestino, para poder sentirnos felices, necesitamos una sana microbiota viviendo en nuestro intestino.  El universo microbiano que vive en nosotros es un conjunto de millones de microorganismos que viven en el cuerpo como bacterias, levaduras, virus y arqueas, y son diferentes en cada organismo, se puede decir que son una huella de identidad individual.

Son aliados en funciones metabólicas, inmunológicas y anímicas, se relaciona con nuestra calidad de sueño, nuestro peso, rendimiento físico, longevidad, ansiedad, alergias, apetito, enfermedades crónico degenerativas, todo esto interviene y se relaciona con la depresión, el sueño, el placer y el dolor.

Es por ello que la salud es multifactorial, multidinámica y multisistémica, pues cambia y se modifica constantemente, interviniendo nuestra huella genética, nuestra microbiota y nuestros hábitos y estilo de vida. Todo esto se relaciona entre si para nuestra salud y bienestar. Y para poder lograr una buena salud y un buen funcionamiento de todos estos factores es fundamental el autoconocimiento para tener una buena salud física, mental y emocional.

La nutrición, suplementación, el ejercicio, buenos hábitos de vida son esenciales para lograrlo.

La meditación, la respiración profunda, el yoga, la alimentación son una buena herramienta que nos ayudan a acercarnos a lograr nuestros objetivos.

Somos únicos, lo que me hace bien a mi, no necesariamente le hace bien a los demás. Somos seres bioindividuales con características específicas, por eso la medicina cada vez tiende a ser personalizada, integral e individual.

Es necesario tomar conciencia, hacer conexión interior, ser sinceros con nosotros mismos, reconocer las señales de lo que nuestro cuerpo nos quiere decir para poder identificar qué es lo que necesitamos para poder lograr nuestro código de bienestar.